Se sembró el terror con miles de bombas de alto poder explosivo que reventaron la tranquilidad de una noche víspera de la Navidad. Se disparó cientos de misiles guiados por rayos láser, balas trazadoras y explosivas por toneladas, un laboratorio de crueldad y muerte.
Experimentaron un nuevo complejo de armas y técnicas militares que se cebaron con gente humilde, inocente y desprevenida. Aviones de guerra de última generación, helicópteros jamás vistos, hicieron su prueba de fuego, y ciertamente mataron y destruyeron hasta saciarse.
Se Usó una desproporción de fuerza, que jamás se había utilizado. No sólo se prendió al Chorrillo, también en Río Hato, Colón, Tinajita, Cimarrón, el Aeropuerto Omar Torrijos. No hubo diferencias entre sitios militares y civiles, porque la ciudad de Panamá fue teatro de un crimen atroz que no conoce parangón histórico.
El Primer caído resultó ser un grande amigo y hermano de luchas patrióticas y Nacionalistas. Lo acribillaron a la entrada del Chorrillo y lo remataron ya muerto, pasándole un tanque de guerra por encima. Sus vísceras destrozadas, fueron como las de la patria entera.
Gustavo Torreglosa, con quien compartí muchas jornadas de amor patrio, era un extraordinario ser humano. Desprendido, Presidente del Movimiento de la Juventud Panameña (MJP), cuando a mi me tocó ser el Secretario General de la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP). Los dos fuimos escogidos en el verano de1989 como presidentes honorarios de la Juventud del PRD.
A Todos los que el sentido de patria, que en ese día fue incriminado y tuvieron que pagar el precio con sus vidas, a esos miles de compatriotas mártires, a los que en 25 años no se les ha hecho justicia, ni el reconocimiento por haber hecho lo que el deber mandataba, a esos que cerraron sus ojos naturales para siempre; forzados por la violencia de la masacre. A esos que siendo militares, resistieron con honor la agresión que nunca tendrá justificación, a ellos todos; este homenaje, porque con su sangre abonaron la vergüenza nacional, y se dejó constancia para la historia, que en esta tierra, no todos son cobardes y traidores y siempre habrá, por esa semilla sembrada, frutos de dignidad, honor y Decoro.
Cada año que pasa desde aquel aciago día, sin que examinemos como sociedad, con la mayor responsabilidad y objetividad, todos los hechos que traspasaron nuestras entrañas, no podremos retomar el camino de la Paz y el sosiego, que sólo será posible cuando asumamos el camino de la Justicia.
En este día del Dolor Nacional, pido a Dios Nuestro Señor Jesucristo, quien padeció y murió en la Cruz por nuestros pecados, y luego resucitó con Gloria, que podamos como lo hizo El, con un Amor Verdadero, Declarar que perdonamos a todos los que mataron y asesinaron y que El extienda hacia todos nosotros sus manos de misericordia y nos guíe para levantarnos desde el angustiado estado en que se retuerce nuestra sociedad.
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