- El reconocimiento fue organizado en el Capilla Alfonsina con la participación de Manuel Dávila, David Miklos y Mónica Maristain.
Roberto Bolaño poseía una personalidad carismática, un sentido del humor ácido y profundamente reflexivo, coincidieron en señalar David Miklos Manuel Dávila y Mónica Maristain durante el homenaje que organizó la Capilla Alfonsina por el décimo aniversario luctuoso del escritor chileno, el cual se cumple este 15 de julio.
En su oportunidad el escritor David Miklos centró sus comentarios respecto a la propia experiencia como lector de la obra del autor, la cual “descubrió” en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 1998. “Poco antes se ese primer encuentro literario Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 28 de abril, 1953- Barcelona, España, 15 de julio, 2003) había ganado el Premio Herralde –que otorga cada año en España la editorial Anagrama a una novela inédita en lengua castellana-, encontré un ejemplar de Los detectives salvajes por el cual había recibido ese reconocimiento y me bastó leer las primeras para quedar impactado. Lo compré de inmediato.
“A partir de ese momento me acompañó en muchas situaciones de mi vida cotidiana, de hecho para este homenaje decidí traerlo, como verán está maltratado, manchado, muy leído, porque ese es la cualidad de los textos del escritor chileno, es como si se metieran en nuestras vidas, forman parte de ellas y al revés, nosotros como lectores podemos entrar en su mundo literario, conocer de cerca a los personajes que la habitan”.
Manuel Dávila, también escritor, comentó que en su caso ha mantenido un diálogo permanente desde que comenzó a leer a Roberto Bolaño de quien admira su postura férrea y fiel respecto a sus ideales y compromisos éticos, pues nunca aceptó ir más allá de sus libros, en el sentido de mantenerse siempre alejado de la promoción con los periodistas, de los críticos e incluso con los editores, “siempre se dirigió a los lectores, sólo habló con y para ellos”.
Mónica Maristain, periodista que realizó una de las últimas entrevistas a Roberto Bolaño, comentó que “parece que fue ayer, que ese ayer son ya 10 años sin el escritor chileno… que lo peor que le puede pasar a la muerte son los tanatorio –establecimiento funerario habilitado para el velatorio de difuntos, la palabra es usada mayormente en España– hay que revelarse contra la muerte, protestar contra la muerte.
“Su muerte fue inesperada a sus 50 años, tan prematuramente, en plenitud de su vida, de su carrera, a pesar de estar muy enfermo no se lo esperaba, ni lo imaginaba la gente que estaba cerca de él. Es imposible no recordar la última entrevista, sus chistes, sus llamadas telefónicas y sobre todo su afán de robarte el corazón, y estar siempre presente, era como un niñito molesto que quería toda la atención”.
Al hacer una comparación de Roberto Bolaño con el pintor Pablo Picasso, Maristain mencionó que en el caso de segundo las nuevas generaciones ya no prestan atención a sus amantes suicidadas, a la gran disputa por la herencia que hay entre los hijos, a la crítica de vivir como burgués siendo comunista, mientras que de Bolaño se puede disfrutar de sus libros.
Mónica Maristain publicó también el libro El hijo de Míster Playa, en el que hace un recuento de la juventud del escritor, incluyendo la etapa de su incursión en la literatura en México, la compleja personalidad que tenía, y cómo pasó sus últimos días en España.
“Coincido con mis compañeros de mesa en que los libros de Roberto Bolaño y sus personajes son compañeros viaje, de nuestras propias vidas. Gracias a su humor e ironía es posible encontrarle sentidos diferentes a la propia existencia, para hacerla más llevadera. Ese es el punto que establece un vínculo con las nuevas generaciones, porque todos llevamos dentro a un poeta, a un escritor, a un detective salvaje, y todos soñamos con tener aventuras como ellos”, concluyó Mónica Maristain.
En su oportunidad el escritor David Miklos centró sus comentarios respecto a la propia experiencia como lector de la obra del autor, la cual “descubrió” en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 1998. “Poco antes se ese primer encuentro literario Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 28 de abril, 1953- Barcelona, España, 15 de julio, 2003) había ganado el Premio Herralde –que otorga cada año en España la editorial Anagrama a una novela inédita en lengua castellana-, encontré un ejemplar de Los detectives salvajes por el cual había recibido ese reconocimiento y me bastó leer las primeras para quedar impactado. Lo compré de inmediato.
“A partir de ese momento me acompañó en muchas situaciones de mi vida cotidiana, de hecho para este homenaje decidí traerlo, como verán está maltratado, manchado, muy leído, porque ese es la cualidad de los textos del escritor chileno, es como si se metieran en nuestras vidas, forman parte de ellas y al revés, nosotros como lectores podemos entrar en su mundo literario, conocer de cerca a los personajes que la habitan”.
Manuel Dávila, también escritor, comentó que en su caso ha mantenido un diálogo permanente desde que comenzó a leer a Roberto Bolaño de quien admira su postura férrea y fiel respecto a sus ideales y compromisos éticos, pues nunca aceptó ir más allá de sus libros, en el sentido de mantenerse siempre alejado de la promoción con los periodistas, de los críticos e incluso con los editores, “siempre se dirigió a los lectores, sólo habló con y para ellos”.
Mónica Maristain, periodista que realizó una de las últimas entrevistas a Roberto Bolaño, comentó que “parece que fue ayer, que ese ayer son ya 10 años sin el escritor chileno… que lo peor que le puede pasar a la muerte son los tanatorio –establecimiento funerario habilitado para el velatorio de difuntos, la palabra es usada mayormente en España– hay que revelarse contra la muerte, protestar contra la muerte.
“Su muerte fue inesperada a sus 50 años, tan prematuramente, en plenitud de su vida, de su carrera, a pesar de estar muy enfermo no se lo esperaba, ni lo imaginaba la gente que estaba cerca de él. Es imposible no recordar la última entrevista, sus chistes, sus llamadas telefónicas y sobre todo su afán de robarte el corazón, y estar siempre presente, era como un niñito molesto que quería toda la atención”.
Al hacer una comparación de Roberto Bolaño con el pintor Pablo Picasso, Maristain mencionó que en el caso de segundo las nuevas generaciones ya no prestan atención a sus amantes suicidadas, a la gran disputa por la herencia que hay entre los hijos, a la crítica de vivir como burgués siendo comunista, mientras que de Bolaño se puede disfrutar de sus libros.
Mónica Maristain publicó también el libro El hijo de Míster Playa, en el que hace un recuento de la juventud del escritor, incluyendo la etapa de su incursión en la literatura en México, la compleja personalidad que tenía, y cómo pasó sus últimos días en España.
“Coincido con mis compañeros de mesa en que los libros de Roberto Bolaño y sus personajes son compañeros viaje, de nuestras propias vidas. Gracias a su humor e ironía es posible encontrarle sentidos diferentes a la propia existencia, para hacerla más llevadera. Ese es el punto que establece un vínculo con las nuevas generaciones, porque todos llevamos dentro a un poeta, a un escritor, a un detective salvaje, y todos soñamos con tener aventuras como ellos”, concluyó Mónica Maristain.
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