La bandera es uno de los símbolos patrios que en todos los Estados –
incluyendo Panamá- lo identifican. Y como quiera que el Estado es una figura
jurídica abstracta, puedo deducir, con lógica, que el pabellón cubre todo lo
que dentro del territorio delimitado del mismo y se extiende a sus posesiones
de ultramar conforme a los parámetros del derecho internacional. A mi leal
entender, nuestro pabellón cubre con su sombra, además, plantas, animales y
bienes. Lo cubre todo.
Una de las fechas
más emblemáticas de nuestra historia patria es el 9 de enero de 1964, cuando
los estudiantes del glorioso Instituto Nacional de Panamá, identificados con
nuestra Bandera, marcharon hacia la otrora “Zona del Canal” para exigir el
debido respeto a la Bandera panameña. Durante esa gesta heroica el pueblo
panameño se sumó a las justas aspiraciones de los institutores.
Gracias a Dios que
en esa época no se levantaron los falsos profetas de la patria, aduciendo que
se estaba mancillando nuestro emblema. Muy por el contrario, todo Panamá,
dentro y fuera del territorio, se identificó con esa bendita Bandera que se
elevó “orgullosa, altanera y juvenil”
como dice el poeta y avanzó majestuosa por esas calles zoneitas, portada por
una pléyade de jóvenes soñadores, hasta llegar – en medio de abucheos,
improperios, burlas, balas, destrucción y muerte, - a la Escuela Superior de Balboa.
Sucede que dicha
Bandera, tenía bordado en su centro el Escudo nacional. Los hoy antipatria,
bajo el falso concepto de defender su uso adecuado, imagino que en ese entonces
le hubieran echado la policía a los institutores por el “mal uso” de la
Bandera. Hubieran dicho: - Bueno Señores, ustedes no pueden defender la
soberanía de la Patria porque esa bandera viola la norma.
Roberto Durán ha manifestado su inconformidad con la polémica Ley. |
Pero es que el
respeto a nuestro Pabellón reside en el sentido de pertenencia y en el
sentimiento de identidad nacional que debe reposar en la mente y en el corazón
de cada panameño. A nadie le importó, otrora, si la Bandera portada por los
institutores tenía o no bordado el Escudo y, por ende, violaba las normas
convencionales.
Esa fue la Bandera
con la que todo Panamá se identificó. Esa fue la Bandera que recorrió el mundo,
mancillada, ultrajada y violada por los norteamericanos radicados en nuestra
franja canalera. Esa fue la bandera que recibió el Presidente Chiari y que lo
obligó a romper relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América. A
los “zonians” tampoco les interesó si dicha Bandera violaba la Ley o no.
Simplemente, la ultrajaron y la desgarraron. Ese hecho, de conocimiento
público, enardeció a todo el pueblo panameño, a tal punto que fue el inicio de
la consolidación de la toma de conciencia colectiva hacia la recuperación de
nuestro canal por medio de la firma del Tratado Torrijos-Carter en 1977. Esa
fue la Bandera que prácticamente nos
devolvió nuestra dignidad y soberanía total.
Hoy, si bien
debemos respetar nuestro emblema tricolor, no debemos irnos a los extremos. La
tal Ley, debió ser consultada previamente a efecto de consensuar opiniones. No
dudo de que todos amemos nuestra querida Bandera. El asunto es de todos y al
pueblo no se le debe privar de usarla adecuadamente. Es más, no creo que ninguno de los que participaron en la
elaboración de este sobresalto que prohijó tal entuerto antipatriótico, haya
dado más lustre a Panamá, portando nuestra Bandera, que un Rubén Blades con sus
maracas; un Osvaldo Ayala con su histórico acordeón, exaltando lo nuestro; un Roberto Durán noqueando a cuanto boxeador se le ponía por
delante, inspirado por ella; un Irving
Saladino sudándola con el oro olímpico, una Eylee Coparropa, un Blas Pérez,
goleando al mundo cobijado por nuestro tricolor y toda una gama boxeadores,
artistas y panameños de a pie que la utilizan como “marea roja”, por mencionar
algunos.
Campeón olímpico Irving Saladino. |
Me siento orgulloso
de cada panameño y panameña que la utiliza decentemente y con gran cariño en
cada evento deportivo, cultural, social, académico, político y artístico ya que
tal uso fortalece nuestro sentimiento de Patria.
Los dejo con el
último verso de mi Poema: “Mi Bandera”
Bandera de la
Patria, te amo y te venero,
Prometo defenderte
con honra y dignidad,
Mi amor por ti es
muy grande, pues eres la más bella
Hermosa y
majestuosa, Bandera nacional.
Con la implementación de la Ley jamás volveremos a ver escenas como esta de Rubén Blades. |
(*) El autor es abogado,
docente universitario y escritor.
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